La parada del colectivo

Ayer parecía que iba a llover, y qué cliché maravilloso es el de ponerse melancólico cuando llueve. Ayer estaba melancólico y me acordé de nosotros aunque quizás sólo me miraba a mi en perspectiva; y allá estábamos nosotros dos sentados en aquella parada de colectivos. Faltaban varias horas para el próximo y hace pocas había pasado el último pero el tiempo no importaba tanto, éramos adolescentes; te podía dedicar todo el tiempo que quisieras, el tiempo no tiene ningún valor para un adolescentes y yo fui mucho más adolescente de lo que me gustaría, tal vez.

En esa noche pasaron muchas cosas además del tiempo y es probable que te haya dado lo más importante que tenía en aquellos días confusos: mi atención; y cómo es que funciona nuestra mente? No me acuerdo ni de lo que hablamos pero sé que pasamos horas intentando encontrarnos, que lloramos y reímos; que por un momento la Tierra giró en nuestro sentido.
Si hubiese sabido, y sé que vos pensarás parecido, lo que nos depararía la vida después no sé si te besaría una vez más o no te besaría en absoluto.
Pero sin duda alguna puedo afirmar que ese beso fue mucho menos íntimo que las horas que lo precedieron.